Blog dedicado al estudio de la democracia en todos sus aspectos, pero centrándose en los formales, es decir, en el estudio de los sistemas políticos que aspiren a lograrla.

jueves, 31 de julio de 2008

Análisis preliminar: el fraude del sistema político Español

21:42 Posted by Lino Moinelo , , 3 comments
Se puede observar fácilmente que existe una tendencia general a que los ciudadanos españoles voten generalmente a partidos, no a personas. Esta sería una premisa inicial a tener en cuenta antes de entrar en el resto de consideraciones. De esta forma, las opciones escogidas en las convocatorias electorales no dependen tanto del resultado objetivo como de determinadas coyunturas, sentimientos personales o circunstancias históricas varias, que provocan que los defectos tanto de unos como de otros, se perpetúen más de lo deseable. Por estos motivos, se asume que esta peculiaridad del electorado Español es negativa.

Esto es debido seguramente a dos motivos los cuales se realimentan entre si, formando un circulo vicioso. Cada uno de estos motivos representa respectivamente a los principales elementos presentes en un sistema político: el formal y el social.
  1. Porque el sistema lo propicia (no existen candidaturas independientes, las listas son cerradas, no hay independencia de poderes, etc.)
  2. Por la propia idiosincrasia del ciudadano Español (falta de cultura democrática, sectarismo, nacionalismos, etc.)
Aunque el candidato es parte fundamental, a la hora de la verdad se votan programas, ideologías (esta circunstancia tal vez se presente menos en los municipios, en donde la cercanía a los políticos es mucho mayor y las ideologías adquieren un segundo plano). Si se tuviera la oportunidad de elegir tanto a los candidatos como por ejemplo, interviniendo en la formación de las listas, o se eligiera al jefe del ejecutivo (Presidente del Gobierno) de forma independiente al de los miembros del legislativo (diputados), tal vez la actitud de los ciudadanos sería distinta a la hora de escoger sus opciones políticas, ya que la oferta sería mucho mayor y mejor. Otro aspecto a tratar sería el de reducir la capacidad de decisión de los políticos para nivelarla a favor de la participación ciudadana a través de referéndum, tanto a nivel autonómico como estatal o nacional.

La responsabilidad de esto la tuvieron en la transición todas las fuerzas políticas que tuvieron la oportunidad de negociar un sistema político que incluyese los aspectos anteriores. No fue así, y ahora somos los ciudadanos los responsables de mejorar esto.

A tenor de lo expuesto y analizando el sistema electoral y representativo Español, se puede deducir que la supresión del mandato imperativo que eliminaba la responsabilidad de los políticos con los ciudadanos, abrió las puertas a que esta responsabilidad lo fuera para con su partido. Por esta razón, lo incongruente o incoherente del sistema Español es que aunque se vote a partidos, el reparto de escaños lo es en función de los votos recibidos por los candidatos de cada distrito, aunque al ser estos elegidos como candidatos por los partidos y estar estos sometidos a su disciplina, no sean más que meras extensiones de estos.

Por otro lado, aunque los ciudadanos pretendiéramos votar en función de los candidatos presentados en cada distrito ya que el sistema lo permite, el funcionamiento real seguiría siendo por partidos, por los motivos presentados. De ahí el principal fraude que se realiza, al aparentar una posibilidad que en la práctica, no es tal. En resumen, se presenta un doble fraude:
  1. Los que tienen verdadera capacidad de decisión son los partidos, no los ciudadanos, ya que aquellos controlan a los candidatos y en definitiva toda la oferta electoral, tanto en el ejecutivo como en el legislativo. Y dentro de los partidos, sus cúpulas, las cuales pactan acuerdos postelectorales ajenos a la voluntad de los ciudadanos la gran mayoría de ocasiones, o al menos, sin consultárselo.
  2. El reparto de poder a los partidos, no es proporcional, aprovechando la elección por distritos que otorga más poder a aquellos que reciben un mayor número de votos en su circunscripción, aún recibiendo el partido al que pertenece un menor número de votos a nivel estatal o nacional. Esto sería válido únicamente si el candidato es independiente (aspecto que tampoco es posible con el actual sistema) o en todo caso, existiesen mecanismos para que deba cumplir con su electorado, no con su partido.
Ejemplo

Un ejemplo práctico y real de esta situación se dio en las pasadas Elecciones Generales del 9 de Marzo de 2008. En la Comunidad Valenciana, el PSOE/PSPV presentaba a la actual vicepresidenta Dña. Mª Teresa Fernández de La Vega, como candidata «por valencia», para lo cual tuvo que empadronarse forzosamente en dicha provincia (municipio de Beneixida).

Se utilizaba de esta forma un supuesto gancho de esta ministra valenciana para atraer al público valenciano y que con sus votos contribuyera a la victoria de su partido en el cómputo general, sin garantías de que el escaño obtenido esté al servicio de representar a sus electores. Escaño obtenido por cierto, a pesar de perder en su distrito electoral ya que una vez más se observa que aún siendo la representación por distritos el reparto es proporcional, constituyéndose un extraño sistema proporcional de listas bloquedadas distintas para cada circunscripción y con un valor distinto por escaño según su población.

El voto en blanco

Otro aspecto fraudulento es el tratamiento del voto en blanco. Esta opción de voto, en la práctica y con el actual sistema, tan solo modifica los margenes mínimos necesarios para obtener representación parlamentaria. Es decir, si existiesen un 80% de votos en blanco, y el mínimo para obtener al menos un diputado es el 5%, los 350 escaños actuales se llenarían con la representación obtenida del 15% restante. Si ese electorado vota siguiendo la pauta hasta ahora, es decir, con dos partidos mayoritarios ocupando el 85% de los escaños, se correspondería con un 12,75% de ese 15%, no quedando margen electoral para los partidos pequeños ni para ningún otro partido que no sea de los mayoritarios, al no quedar porcentaje suficiente. Nada que ver con la utilidad que debería tener esta opción de voto.